Judith Mateo

La revelación de la música celta

Judith Mateo
"El violín es un instrumento muy exigente. Siempre lo he comparado con la vida de los deportistas de élite. Si no existe una dedicación diaria es imposible llegar a ser campeón olímpico."
Judith Mateo ha realizado más de 300 conciertos como violinista por los principales escenarios y festivales españoles, así como por otros de Irlanda, Francia, Italia, Palestina, Bélgica, el Sahara o Portugal.

¿En qué trabajas actualmente?
Actualmente estoy en la promoción y gira de Ashes, mi último trabajo tanto en España como en los festivales europeos. Además, desde hace casi dos años, presento semanalmente Una vuelta por…, un programa musical de Castilla-La Mancha Televisión.

¿A qué edad empezaste a tocar?
A los 7 años, en el Conservatorio, ya que mi abuelo era músico y mis padres quisieron que tuviese una educación musical. Gracias a ello pude conocer la música y dedicarme plenamente a ella.

¿Qué destacarías de tu profesión?
Es una profesión muy especial, pero requiere una dedicación plena. Sin embargo, es muy gratificante. El hecho de poder viajar a tantos sitios gracias a la música me ha permitido conocer gente maravillosa, empaparme de otras culturas y, como soy muy comilona, disfrutar de la gastronomía.

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¿Cómo definirías tu estilo?
Tanto en mis discos como en mis directos, el público puede apreciar un estilo muy personal. El hecho de escuchar muchos estilos de música, desde el folk más tradicional hasta el heavy o la world music, me ha permitido reflejarlo a lo largo de mi trayectoria. Aunque cada vez tiendo a ser más “cañera”, me sigue interesando la tradición de la música celta y, en particular, los sonidos de raíz irlandesa o asturiana.

¿Qué podemos encontrar en tus 4 álbumes: Tir Nan Og, Mientras el cielo no se caiga, Weile Waile y Ashes?
La verdad es que, a lo largo de estos años, creo que el público ha podido ver una evolución en mi proyecto. En Tir Nan Og (Universal Music Spain, 2003) se reflejan parte de mis vivencias en Irlanda, ya que es un disco cargado de temas de la tradición irlandesa. Es, quizás, el más tradicional o purista. En Mientras el cielo no se caiga (Balinaboola S.L., 2006) sigo manteniendo ese estilo folk irlandés pero empiezo a fusionar otros estilos en él. En este trabajo se pueden encontrar temas con toques de ska, rock e incluso jazz. Lo que más destacaría de este disco es la inclusión de temas cantados en español, además de la fusión de la que hablaba antes. Weile Waile (Balinaboola S.L., 2008, single) me ha dado grandes alegrías. Es una versión de un tema muy tradicional y versionado, pero con un toque de rock, además de ser la sintonía del programa Una vuelta por…, de Castilla-La Mancha Televisión. Por último, Ashes (Warner Music, 2011), que son, como digo en el disco, esas cenizas o posos que te va dejando la experiencia. Es un disco más maduro, con muchas horas de trabajo y, sin duda alguna, el más cañero de todos.

¿Por qué has decidido dedicarte a la música en solitario?
En principio tengo que decir que yo vengo del clásico. Desde muy pequeña he estado ligada al estudio del violín. Terminé mi carrera en el conservatorio y antes de ello ya estaba dando clases de violín como profesora. Han sido más de 10 años de docencia, pero siempre compaginándola con mis conciertos y discos. El hecho de dedicarme íntegramente a mi proyecto musical ha sido una cuestión de tiempo. Mi música se ha ido conociendo cada vez más y, por tanto, se ha ido solicitando en más festivales. Luego surgió el trabajo en la televisión y tuve que dejar mi labor como docente.

¿Cómo ves el ámbito musical celta dentro y fuera de España?
La música celta es un tipo de música muy especial, es un poco minoritaria y por eso yo digo siempre que los seguidores son fieles pero a su vez exigentes, porque piden más de los músicos de este género que de otros; hay infinidad de festivales celtas dentro y fuera de nuestro país, es increíble la cantidad de público que te puedes encontrar cuando viajas.




¿Cuántas horas ensayas al día?
Generalmente ensayo dos o tres horas al día. El violín es un instrumento muy exigente. Siempre lo he comparado con la vida de los gimnastas o de cualquier otro deportista de élite. Si no existe una dedicación diaria, es imposible llegar a ser campeón olímpico.

De todos tus trabajos... ¿A cuál le tienes más apego?
Obviamente al de intérprete, cuando cojo mi violín y me subo a un escenario. Las sensaciones que tengo son increíbles.

Alguien a quien admires en el ámbito de tu profesión.
A muchos de mis compañeros que se dedican a la docencia y que encuentran en ello lo más fascinante de su profesión.

Un libro de cabecera para tu profesión.
Varios. Desde las autobiografías de los grandes Bach y Beethoven… hasta libros de técnica de violín.

Una página web que visites y que hable de la música celta.
Hay infinidad, pero de todas las que conozco le tengo especial cariño a Akelarre-folk. Llevan poca andadura, pero son de la tierra y la hacen con mucho cariño.

Un consejo a una persona joven que sueñe con dedicarse a la música.
Hay que ser muy persistente, practicar todos los días, no desesperarse…, ya que poco a poco saldrán las obras o los ejercicios de técnica, pero es imprescindible el estudio diario del instrumento.


"Indudablemente, la práctica diaria y la perseverancia en el estudio de la música es lo más importante; se trata de una profesión a largo plazo."


Estuviste tres años en Irlanda. ¿Qué destacarías de esta experiencia?
Para mí, Irlanda es mi segundo hogar. Desde el minuto uno supe que iba a marcar un antes y después en mi vida. Lo que iba a ser un viaje para mejorar el inglés se convirtió en un período de tres años. Durante todo ese tiempo estuve investigando sobre la música celta, tocando en orquestas y bares. La música en Irlanda está presente en todas las familias. Tienen una cultura impresionante, unos paisajes de cuento y un carácter muy latino, aunque pueda parecer contradictorio. De toda esta experiencia me traje un souvenir muy particular: mi marido, Danny Doyle, que es el cantante de la banda.

¿Qué cambiarías de tu trayectoria académica o laboral?
Creo que dentro de mi ámbito profesional siempre hay que estar muy ocupado con el instrumento estudiando; desde muy joven yo he compartido las clases como profesora y he seguido con mi carrera, he ido de vacaciones con mi violín a cuestas y no he podido disfrutar de 15 días haciendo nada como la gente normal… Te tiene que gustar mucho tu profesión para poder seguir, pero creo que es una de las ocupaciones más gratificantes del mundo, por lo menos para mí. Sigo estudiando otros tipos de música actualmente, como el blues, y creo que seguiré toda mi vida indagando en los diversos estilos musicales. Es una carrera en la que nunca dejas de aprender algo nuevo.

¿Cuáles son tus planes de futuro?
De momento me gustaría seguir llevando mi música allí donde me digan. Como ya he dicho, estoy con la gira de Ashes, que espero que me dé los éxitos que me han ofrecido los discos anteriores. También continúo con las grabaciones del programa de televisión y, en los pocos ratos libres, sigo componiendo y trabajando para futuros proyectos.