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Francisco Ruiz Gómez

Un inventor galáctico

Francisco Ruiz Gómez
Francisco Ruiz tiene entre manos diferentes inventos, como la creación de un coche volador o un motor de reacción sin combustible.
Nombre y apellidos: Francisco Ruiz Gómez
Lugar de nacimiento: Madrid
Profesión: Profesor universitario.
Años que llevas dedicándote a la docencia: 21 años. ¿Y a los inventos? 42 años. ¿Y a la escritura? 7 años.
Formación realizada:
Ingeniería Aeronáutica en la Universidad Politécnica de Madrid.

Master of Mechanical Engineering: Carnegie Mellon University.

Doctor of Philosophy, Mechanical Engineering: Carnegie Mellon University.

¿En qué consiste tu trabajo?

Me dedico a la docencia, sobre todo en el área de la energía (termodinámica, transferencia de calor, motores, etc.), a la investigación en esta misma área y al servicio a la universidad y a la profesión (comités, recensiones, etc.).

¿Qué destacarías de tu profesión?

Ser profesor es muy divertido, porque siempre estás rodeado de gente joven y no sientes el paso del tiempo. Lo mismo me sucede cuando escribo o invento.

Te dedicas a la docencia, pero también eres inventor y escritor. ¿Cómo es eso?

Pues lo de inventar me viene de crío. Elegí la carrera de profesor de ingeniería porque daba mucha libertad para inventar cosas. Lo de escribir empezó en serio un día de 2001. Me di cuenta de que el proceso creativo es muy similar, sea un invento o una historia; y ya no pude parar.

¿Siempre habías querido ser inventor?

Más que quererlo, es una maldición que lleva uno encima. No lo puedo evitar.

Su blog

Conoce los inventos y proyectos que Francisco Ruiz tiene entre manos.

¿Qué estás fabricando actualmente?

Tengo un proyecto sobre coches voladores, otro consistente en un combustor pulsátil, otro cuyo objetivo es construir una camilla refrigeradora para víctimas de infartos y otro basado en un refrigerador que funciona con calor en vez de corriente eléctrica.


¿Qué has inventado?

Bastantes máquinas de movimiento perpetuo, que no deberían funcionar de acuerdo con las leyes físicas, un coche volador (lo estamos construyendo, poco a poco), un motor de reacción que no usa combustible, un sistema de televisión en relieve, motores de combustión interna y un sistema de inyección de alta presión (patentado y puesto en práctica).

¿Qué te gustaría inventar?

Me gustaría inventar una máquina del tiempo o un método de comunicación cerebro a cerebro que, además, permitiese guardar memorias en un sitio seguro, pero me dan miedo las consecuencias que podría tener.

¿Crees que el inventor puede ganarse la vida con sus inventos?

Como todos los artistas, la mayoría nunca consiguen llegar a eso, pero conozco a algunos que lo han logrado.

Como escritor, ¿son tus libros como uno de tus inventos?

Exacto. Un libro es un tipo especial de invento. Primero imaginas cómo funcionaría, cómo se articularía el argumento, luego haces el prototipo (borrador) y cambias cosas a tu gusto y, cuando la cosa ya funciona, lo pules y lo pones bonito para que guste a la gente.

Cuéntanos el argumento de tu última novela.

Mi última novela, que se titula Koichi, trata de un joven samurái en el Japón del siglo XVII, que fue la época en que ese país se cerró al mundo exterior y se produjeron unas masacres tremendas. El argumento es simple: la primera misión de Koichi es perseguir a los pocos cristianos que quedan, porque los ha proscrito el shogun, pero conoce a Miko y se enamora de ella. Cuando se entera de que Miko es cristiana, sufre una crisis, que se intensifica cuando descubre que su propio padre, a quien él creía muerto en el mar, fue torturado hasta morir por ser cristiano. El clímax llega tras sofocar una rebelión de cristianos, cuando intenta convencer a Miko de que abandone su superstición y vivan y sean felices juntos. Y no os cuento más.

¿Cambiarías algo de tu trayectoria académica o laboral?

Quizá estudié demasiado. Debería haber dedicado tiempo a aprender a tocar la guitarra y otras cosas. Y quizá estudié cosas que no tienen tanta salida como parece. En el campo de la energía, los problemas reales son más de índole política que tecnológica.

¿Cómo se puede hacer llegar la ciencia a la gente?

Considero que la ficción puede hacer mucho en este campo y también los medios de comunicación, incluyendo Internet, aunque muchas veces tienden a lo facilón y a lo estrambótico (véase, por ejemplo, todo el asunto del "aumento global" de temperaturas, que no tiene casi nada de científico). Además, creo que convendría dar a la juventud unos héroes un poco más intelectuales.
Aunque también es verdad que mucha culpa la tienen los científicos, que se encierran en su torre de marfil y no descienden a razonar con la gente de modo que los puedan entender.

EL TEST

Una formación que no tienes y que crees que necesitas.
Me gusta la música y tengo buen oído, pero nunca tuve tiempo (porque andaba estudiando cosas "serias") para aprender a tocar un instrumento.

Una profesión u oficio que siempre te ha gustado.
Crítico gastronómico, porque todos los días vas a restaurantes donde te tratan como un pachá y luego sólo tienes que escribir un par de párrafos sobre tu experiencia.

Alguien a quien admiras en tu ámbito profesional.
Tengo la fortuna de conocer a Gene Wolfe, que, además de ser una bellísima persona y fenomenal escritor de ciencia ficción, tuvo una larga carrera como ingeniero e inventor. Una de sus creaciones fue la máquina que fabrica las patatas Pringles, y lo curioso es que el tipo bigotudo del bote en que las venden se parece mucho a él.

Una película que volverías a ver.
Matrix (sólo la primera, las demás son horribles), Los increíbles, Granujas a todo ritmo (The Blues Brothers) y muchos musicales, como Cantando bajo la lluvia.


Un libro de cabecera para tu profesión.
Wake up your Creative Genius (no creo que se haya traducido), un libro muy breve que te da muchas ideas sobre eso de inventar.

Una ciudad o un país que destacarías en el ámbito tecnológico.
Estados Unidos, donde la tecnología más punta se está haciendo en Austin, California, y lo que llaman el "triángulo de la investigación", en Carolina del Norte. También llama la atención la investigación que se hace en Israel, con tan poca gente. Otro sitio donde se hace caso a los inventores es en Australia, especialmente en la región del oeste.

Un consejo a un joven que sueñe con ser inventor.
Que no haga caso a los que dicen que eso es para locos. Es verdad que para tener éxito hay que aprender mucho, pero que no deje que le maten la creatividad. El futuro está precisamente en esas cosas.